Las peñas contratan vigilantes de seguridad y exigen más presencia policial en las barracas

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Mientras en las calles de Murcia suenan los tambores de la Pasión de la Semana Santa, por toda la ciudad hay unos obreros incansables que, desde el pasado 28 de marzo, trabajan a destajo para que este Domingo de Resurrección murcianos y turistas puedan disfrutar de la gastronomía tradicional. Se trata de los integrantes de las peñas huertanas que estos días laboran de forma agotadora montando las barracas que darán cobijo a los comensales en las Fiestas de Primavera. Una labor ingente que, según ellos, apenas se ve recompensada, desde hace unos años, con los beneficios de antaño.

Si además de la dificultad de sembrar la ciudad de cañizo se le añaden ciertos problemas inesperados, la actividad huertana puede llegar a ser frustrante. Tras dos semanas montando, el pasado miércoles, los miembros de la peña El Almirez, se encontraron sin suministro eléctrico. Cuando fueron a ver qué pasaba comprobaron que algún amigo de lo ajeno había sustraído los cables que debían llevarles la electricidad a la barraca.

Cuando hablaron con la compañía eléctrica, ésta les dijo que tenían que interponer una denuncia. Así lo hicieron. «Fuimos a la Policía a denunciar y en seguida vinieron los operarios de la compañía y nos solucionaron el problema», relató Manuel Pérez, presidente de El Almirez. La situación tan solo fue preocupante unas horas, pues por la noche vieron restablecido el suministro, pero desde esta peña se lamentan de su suerte. «Menos mal que se nos ocurrió probar el miércoles, si nos esperamos unas horas, pillamos a todo el mundo de puente y aquí no viene nadie a arreglar el problema».

Esta situación ha puesto de relieve una queja generalizada en las peñas huertanas que estos días montan barraca por la ciudad, la falta de seguridad. Aunque son mayoría las que pagan de su bolsillo un guardia que vigila por las noches, se quejan de falta de presencia policial por las zonas de mayor concentración, como es el Malecón. «Se podría reforzar un poco la seguridad, no estaría de más que un par de policías se pasaran de vez en cuando al menos para preguntar a los guardias privados si han visto algún movimiento extraño», relató Jesús López, de la peña La Esparteña. «A nosotros nos han robado bebidas alguna que otra vez. Procuramos no dejar nada al alcance y cuando empezamos a traer cosas de más valor, tenemos un guardia aquí toda la noche», cuenta Consuelo Lucas, presidenta de El Salero.

La preocupación de las peñas reside en la cantidad de material que hay en el interior de las barracas. «Aquí hay mucho metido y nos ha costado mucho esfuerzo completar todo lo que necesitamos para sacar adelante la barraca», lamentaba Bienvenido Vicente, presidente de la Horqueta. Entre cámaras, estructura, utensilios de cocina, planchas y hornos, instalación eléctrica, comida y bebida, las peñas han invertido mucho a lo largo de los años y por ello insisten en la necesidad de mayor presencia policial. «Aquí solo vienen a multarnos cuando dejamos los coches para descargar».

La edil de Seguridad, Nuria Fuentes, aseguró que estos días sí intensifican la presencia policial en las zonas de barracas y que «somos conscientes de todo lo que han invertido y nos preocupa que estén bien tanto los días de fiesta como los de montaje». Fuentes asegura que las patrullas policiales se pasan por las barracas varias veces cada noche para comprobar que todo está en orden.

Las peñas, mientras, ultiman detalles para que todo esté listo para el domingo cuando, a partir de las doce del mediodía, las barracas abran sus puertas, de nuevo con los mismos precios y con las mismas esperanzas de que el tiempo acompañe y puedan recuperar las ganancias de antaño

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