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Localización : Galicia
Así trabaja un negociador de la policía.
Dom 06 Ene 2019, 16:42
Intervienen en secuestros, atracos con rehenes, intentos de suicidio.
Su mejor arma es la palabra, la negociación.
En Galicia resuelven decenas de casos cada año.
Tres hombres diseñan sobre una mesa la operación. El plan consiste en retener a un empresario durante unas horas para extorsionar a su familia y exigir un rescate millonario. No es un episodio inventado. Es un secuestro real. Ha ocurrido en Galicia y la policía ha conseguido dar con los secuestradores y liberar al empresario. Apenas han trascendido detalles de la operación de rescate, pero en su éxito ha tenido mucho que ver la intervención de una figura clave: el negociador. La discreción es una de las máximas de trabajo de estos especialistas. Y la capacidad para convencer. «Nuestra mejor arma es la palabra», asegura el inspector Carlos, uno de los 50 negociadores que tiene la Policía Nacional en España, integrados en la red nacional que coordina la UDEV central. Trabaja en A Coruña, donde además dirige el grupo de Delincuencia Organizada de la Brigada de la Policía Judicial, el centro de la investigación de todo tipo de crímenes.
Ninguna situación es igual para un negociador. «Cuando se activa el protocolo, te pones a disposición de la persona que dirige el dispositivo. Si es un secuestro, asesoras en la negociación al grupo policial que investiga el caso. Si se trata de un incidente crítico, trabajas a las órdenes del mando que esté al frente», explica Carlos, que ha participado en numerosas intervenciones de riesgo, en muchos incidentes críticos. Las experiencias de este inspector y de otros negociadores de otras jefaturas se comparten en foros que organiza la propia Policía Nacional. Como las últimas jornadas de formación que se celebraron a finales de año en la Academia Galega de Seguridade de A Estrada, donde se reunieron medio centenar de policías de otras unidades dispuestos a conocer las técnicas básicas para afrontar, antes de que lleguen los especialistas, los primeros momentos de un secuestro, de una extorsión o de un incidente crítico: «En cualquier situación hay un principio fundamental y es que nuestras acciones nunca pueden incrementar el riesgo, solo deben servir para reducirlo».
La formación es importante porque los primeros agentes en llegar a un suceso de estas características tienen que tomar decisiones que pueden ayudar a preparar el terreno para cuando llegue el negociador. Lo explica Carlos: «Antes de llegar al lugar ya vamos recabando información para valorar cómo vamos a tener que actuar. Este es un trabajo en equipo, es multidisciplinar». Tiene clara la función de los negociadores: «Somos una herramienta más. Ofrecemos unos determinados recursos, pero igual que los ofrece cualquier compañero de otra unidad. El único objetivo es resolver favorablemente el incidente». Ellos aportan su especialización: «Nuestra función es tratar de convencer a la persona que se ha encerrado con rehenes tras un atraco a un banco, o que se ha atrincherado en una casa, o que intenta suicidarse lanzándose por una ventana. Nuestra mejor arma es la palabra. Y escuchar».
Es lo que hicieron en un incidente con rehenes en Pontevedra, donde un hombre se atrincheró en su casa reteniendo a su hijo, a su mujer y al jefe de esta. La situación era crítica porque tenía licencia de cazador y guardaba muchas armas en la vivienda. «El hombre amenazaba con suicidarse si la policía entraba en la casa para rescatar a los rehenes, y tuvimos que intervenir», explica el negociador: «Aquel hombre exigía la presencia de su cuñado para solucionar unos problemas familiares. Finalmente se entregó después de nueve horas de negociación. Estuvimos allí, pero apoyados siempre por compañeros del grupo de Pontevedra». Los geos ya iban de camino, pero el caso se resolvió a tiempo. «Era una situación de mucho riesgo por las armas que tenía aquel hombre», recuerda.
«La protección es primordial»
El cine ha transformado en héroes a los negociadores de secuestros. Pero la realidad es bien distinta. «No somos kamikazes. Hay que tratar de interactuar, pero solo hasta ciertos límites. Nuestra protección es primordial. No podemos arriesgarnos más de lo necesario. En principio, nuestra función no es la de intercambiarnos con los rehenes. No tendría sentido».
Un negociador debe tener la máxima información antes de intervenir. Saberlo todo de la persona con la que ha de contactar: si es un atracador, si es un suicida o si es un agresor machista. «No se puede llegar e intentar hablar con él sin saber cuáles son las razones que lo han llevado hasta esa situación. Hay muchos supuestos y hay que afrontarlos de manera diferente».
Hace unos años, en un edificio de A Coruña, un hombre apuñaló a su hija. Cuando vio llegar las primeras patrullas, alertadas por los vecinos, se encerró en la casa. Estaba armado con una escopeta. La situación se prolongó durante unas tres horas, hasta que el negociador de la Policía Nacional logró convencerlo para que saliera y se entregara. «En otra ocasión -explica el negociador- logramos que una mujer desistiera de su intención de suicidarse. Estuvo dos horas sentada en el borde de la ventana. Desde el piso de un vecino la convencimos para que entrara en la casa».
Secuestro virtual en México
Los negociadores colaboran con otras unidades policiales españolas y de otros países. El inspector relata el caso de un empresario gallego que tuvo que viajar a México. Un día, a las ocho de la mañana, su familia recibió en A Coruña una llamada que le comunicaba el secuestro del empresario y la exigencia de un rescate. «No conseguían contactar con él, así que la familia se puso en contacto con nosotros. Nos pusimos inmediatamente a trabajar con la hipótesis de un secuestro de máximo riesgo». A través de la UDEV central, los negociadores de la Policía Nacional contactaron con la policía federal mexicana, que el mismo día de la amenazadora llamada consiguió localizar al empresario. Estaba en perfecto estado. Había sido víctima de un secuestro virtual. Nunca estuvo retenido, pero su familia estaba convencida de que era un secuestro real y estaba dispuesta a pagar lo que fuese para liberarlo. «Es un tema muy delicado, porque todo parece real. Incluso la víctima puede llegar a creer que está secuestrada de verdad», dice Carlos. Otras veces llaman a su víctima fingiendo ser policías que van a desalojar el hotel en el que se hospeda. Le piden datos personales y le ordenan que apague el móvil. Es el comienzo del secuestro virtual.
En el caso del empresario gallego de viaje en México todo terminó bien. «Nosotros asesoramos a la familia y participamos en la negociación con los secuestradores. Finalmente, el caso se resolvió en el mismo día», explica el negociador, que advierte que las cosas no siempre salen bien: «A veces todo se tuerce de repente».
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Su mejor arma es la palabra, la negociación.
En Galicia resuelven decenas de casos cada año.
Tres hombres diseñan sobre una mesa la operación. El plan consiste en retener a un empresario durante unas horas para extorsionar a su familia y exigir un rescate millonario. No es un episodio inventado. Es un secuestro real. Ha ocurrido en Galicia y la policía ha conseguido dar con los secuestradores y liberar al empresario. Apenas han trascendido detalles de la operación de rescate, pero en su éxito ha tenido mucho que ver la intervención de una figura clave: el negociador. La discreción es una de las máximas de trabajo de estos especialistas. Y la capacidad para convencer. «Nuestra mejor arma es la palabra», asegura el inspector Carlos, uno de los 50 negociadores que tiene la Policía Nacional en España, integrados en la red nacional que coordina la UDEV central. Trabaja en A Coruña, donde además dirige el grupo de Delincuencia Organizada de la Brigada de la Policía Judicial, el centro de la investigación de todo tipo de crímenes.
Ninguna situación es igual para un negociador. «Cuando se activa el protocolo, te pones a disposición de la persona que dirige el dispositivo. Si es un secuestro, asesoras en la negociación al grupo policial que investiga el caso. Si se trata de un incidente crítico, trabajas a las órdenes del mando que esté al frente», explica Carlos, que ha participado en numerosas intervenciones de riesgo, en muchos incidentes críticos. Las experiencias de este inspector y de otros negociadores de otras jefaturas se comparten en foros que organiza la propia Policía Nacional. Como las últimas jornadas de formación que se celebraron a finales de año en la Academia Galega de Seguridade de A Estrada, donde se reunieron medio centenar de policías de otras unidades dispuestos a conocer las técnicas básicas para afrontar, antes de que lleguen los especialistas, los primeros momentos de un secuestro, de una extorsión o de un incidente crítico: «En cualquier situación hay un principio fundamental y es que nuestras acciones nunca pueden incrementar el riesgo, solo deben servir para reducirlo».
La formación es importante porque los primeros agentes en llegar a un suceso de estas características tienen que tomar decisiones que pueden ayudar a preparar el terreno para cuando llegue el negociador. Lo explica Carlos: «Antes de llegar al lugar ya vamos recabando información para valorar cómo vamos a tener que actuar. Este es un trabajo en equipo, es multidisciplinar». Tiene clara la función de los negociadores: «Somos una herramienta más. Ofrecemos unos determinados recursos, pero igual que los ofrece cualquier compañero de otra unidad. El único objetivo es resolver favorablemente el incidente». Ellos aportan su especialización: «Nuestra función es tratar de convencer a la persona que se ha encerrado con rehenes tras un atraco a un banco, o que se ha atrincherado en una casa, o que intenta suicidarse lanzándose por una ventana. Nuestra mejor arma es la palabra. Y escuchar».
Es lo que hicieron en un incidente con rehenes en Pontevedra, donde un hombre se atrincheró en su casa reteniendo a su hijo, a su mujer y al jefe de esta. La situación era crítica porque tenía licencia de cazador y guardaba muchas armas en la vivienda. «El hombre amenazaba con suicidarse si la policía entraba en la casa para rescatar a los rehenes, y tuvimos que intervenir», explica el negociador: «Aquel hombre exigía la presencia de su cuñado para solucionar unos problemas familiares. Finalmente se entregó después de nueve horas de negociación. Estuvimos allí, pero apoyados siempre por compañeros del grupo de Pontevedra». Los geos ya iban de camino, pero el caso se resolvió a tiempo. «Era una situación de mucho riesgo por las armas que tenía aquel hombre», recuerda.
«La protección es primordial»
El cine ha transformado en héroes a los negociadores de secuestros. Pero la realidad es bien distinta. «No somos kamikazes. Hay que tratar de interactuar, pero solo hasta ciertos límites. Nuestra protección es primordial. No podemos arriesgarnos más de lo necesario. En principio, nuestra función no es la de intercambiarnos con los rehenes. No tendría sentido».
Un negociador debe tener la máxima información antes de intervenir. Saberlo todo de la persona con la que ha de contactar: si es un atracador, si es un suicida o si es un agresor machista. «No se puede llegar e intentar hablar con él sin saber cuáles son las razones que lo han llevado hasta esa situación. Hay muchos supuestos y hay que afrontarlos de manera diferente».
Hace unos años, en un edificio de A Coruña, un hombre apuñaló a su hija. Cuando vio llegar las primeras patrullas, alertadas por los vecinos, se encerró en la casa. Estaba armado con una escopeta. La situación se prolongó durante unas tres horas, hasta que el negociador de la Policía Nacional logró convencerlo para que saliera y se entregara. «En otra ocasión -explica el negociador- logramos que una mujer desistiera de su intención de suicidarse. Estuvo dos horas sentada en el borde de la ventana. Desde el piso de un vecino la convencimos para que entrara en la casa».
Secuestro virtual en México
Los negociadores colaboran con otras unidades policiales españolas y de otros países. El inspector relata el caso de un empresario gallego que tuvo que viajar a México. Un día, a las ocho de la mañana, su familia recibió en A Coruña una llamada que le comunicaba el secuestro del empresario y la exigencia de un rescate. «No conseguían contactar con él, así que la familia se puso en contacto con nosotros. Nos pusimos inmediatamente a trabajar con la hipótesis de un secuestro de máximo riesgo». A través de la UDEV central, los negociadores de la Policía Nacional contactaron con la policía federal mexicana, que el mismo día de la amenazadora llamada consiguió localizar al empresario. Estaba en perfecto estado. Había sido víctima de un secuestro virtual. Nunca estuvo retenido, pero su familia estaba convencida de que era un secuestro real y estaba dispuesta a pagar lo que fuese para liberarlo. «Es un tema muy delicado, porque todo parece real. Incluso la víctima puede llegar a creer que está secuestrada de verdad», dice Carlos. Otras veces llaman a su víctima fingiendo ser policías que van a desalojar el hotel en el que se hospeda. Le piden datos personales y le ordenan que apague el móvil. Es el comienzo del secuestro virtual.
En el caso del empresario gallego de viaje en México todo terminó bien. «Nosotros asesoramos a la familia y participamos en la negociación con los secuestradores. Finalmente, el caso se resolvió en el mismo día», explica el negociador, que advierte que las cosas no siempre salen bien: «A veces todo se tuerce de repente».
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- Como nos has conocido? : Grano a grano, se hace el granero.
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Localización : Galicia
Re: Así trabaja un negociador de la policía.
Dom 06 Ene 2019, 16:46
... Nuestra mejor arma es la palabra. Y escuchar»...
...«En cualquier situación hay un principio fundamental y es que nuestras acciones nunca pueden incrementar el riesgo, solo deben servir para reducirlo»....
Buen principio para aplicar cualquier Cuerpo de Seguridad.
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